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NEITIN

NEITIN

 

 

  1. Introducción

 

Esta palabra ibera que sale en diversas inscripciones, “neitin”, se la ha relacionado con el nombre de un dios, parecido al dios celta “Neto”, un dios parecido a Marte, de la guerra. A veces va seguida de “iunstir” una de las palabras que suele abrir algunas inscripciones, más o menos largas. Jesús Rodriguez Ramos la trata en sus trabajos pero duda de su valor como nombre propio. Quizás hemos estado todos los investigadores en la lengua ibera influenciados por las primeras interpretaciones que nos llevaban a dar el sentido de nombres propios a gran cantidad de palabras, que por otra parte no entendían en su significado común. Cuando no se sabe cuales son los verbos, los pronombres, los conectores, sean preposiciones, conjunciones u otras palabras, es difícil aventurar un significado para una palabra ibera, sea la que sea. Realmente son pocas que puedan tener un sentido con la comparación del vasco, y aun y así, este idioma es el que parece acercarse más en su estructura, forma y construcción. Si el vasco es aglutinante el ibero parece ser todavía más aglutinante, y esto nos debe llevar a desconfiar de dar valor exactos a lo que consideramos palabras, que a veces pueden ser compuestos de palabras, especialmente cuando es una forma verbal, cosa por la que me inclino en esta palabra. Pero esto queda para le siguiente capitulo.

 

 

  1. Análisis de la palabra “neitin”

 

El ibero tiene un verbo en parte parecido a los verbos de algunas lenguas, como he creído ver en el vasco, también en el inglés, y también como apunto en el final de este trabajo, en el ruso. Muchos verbos se construyen con un verbo base, auxiliar, como es nuestro verbo “ser”, aunque a veces también juega un papel importante el verbo “haber”. “Hacer” parece que en ibero también juega un papel básico, de verbo auxiliar y ayudante de la construcción de los verbos. Pero pasemos a analizar la palabra “neitin”, que según creo tiene dos parten claramente separables: “ne-“ nombre atribuido a la mujer, y “-it-“, raíz del verbo “ser”, con un sonido similar a “itz”, tal y como lo vemos en algunos formas verbales vascas: “n-itz-en”, “z-en”, “na-iz”, etc. Por lo tanto nos encontramos con la raíz del verbo “ser”. Más un fonema sufijado que le da el valor del tiempo pasado: “-in”, sin que luego se añada otro morfema para el pronombre, con lo que obtenemos un tiempo verbal construido sobre palabras que no llegan a ser lo que hoy llamaríamos pronombre personal, sino nombres tan solo. Es el caso de “ne-“, ‘mujer’ según creo, pero también de “or-t-in”, con un “or/ur” que seria una forma verbal derivada del verbo ‘tener’, con una raíz básica “o/u”, que forma los verbos compuestos vascos: “d-u”, él tiene, “d-u-gu”, ‘nosotros tenemos’, “n-u-en”, yo tenia, etc. Otras formas que contendrían esta forma verbal en pasado serian: “a-t-in”, “be-t-in”, etc. Como sabemos del eusquera, muchas veces la tercera persona del singular, cuando tiene la función de sujeto, no se representa. En el caso de “ne-it-in”, con el verbo “ser” en tiempo pasado, “-it-in”, parecido a la forma del verbo vasco en pasado “-zen”, la posición del sujeto, como sujeto pasivo, tal como corresponde al sujeto del verbo “ser”, se encuentra antepuesto, como en “ni-tzen”, yo era, lo único que aquí “ne-“ no puede catalogar-se como la forma del pronombre personal en primera persona, sino el nombre genérico de la mujer: ne. Por lo tanto, la interpretación que hago del compuesto “ne-it-in” seria la de ‘la mujer era”, o como prefiero explicarlo, con un “de” antepuesto, “de la mujer era, ya que en las palabras compuestas, el término o palabra que va en primer lugar casi siempre ocupa un valor determinativo, y quedaría para el segundo termino o palabra compuesta, el valor de núcleo. Aquí el núcleo o sujeto activo elíptico no puede ser el mismo verbo “ser” sino la palabra que viene a continuación, que a veces suele ser “iunstir”. Así “iunstir” actuaría como sujeto activo y “ne-“,  como sujeto pasivo, con un “de” que añado para darle más el valor de posesión, de genitivo. Para “iun-st-ir” el valor también verbal compuesto con nominal que le doy seria: “iun”, ‘señor’, “st”, también con valor del verbo “ser”, en una de sus variantes, y “-ir”, ellos, el pronombre de tercera persona.

 

 

  1. Interpretación

 

Para finalizar resumiendo todo lo dicho hasta ahora, la interpretación que hago sobre la frase “neitin iunstir” seria la siguiente: ‘(de) la mujer era (del) señor son ellos’, es decir, una forma ritual de decir que ‘ellos’ son del señor, entendiendo este como un ‘dios’, y este, a su vez, perteneciente a la ‘mujer’ o si lo preferimos a la ‘diosa’, la gran diosa madre. Esto le da un valor no de teónimo, ya que estamos hablando de nombres comunes: señor y mujer, pero en este contexto seria un apelativo del señor, sea hombre o dios, y de la mujer, como máxima jerarquía en el panteón ibérico, donde son las mujeres las representadas como diosas, o casi diosas. A continuación añado dos capítulos más que refuerzan mi tesis: el primero sobre el valor de “ne” como ‘mujer’, y el segundo sobre las formas verbales del ruso actual, tan parecidas a las formas verbales del ibero.

 

 

  1. Valor semántico de “ne”

 

El valor de “ne” ya nos lo da el mismo vasco: “ne-ska”, muchacha, “ne-borde”, hermanastro respecto a hermana, “ne-ba”, hermano respecto a hermano, por el contrario de “arre-ba”, hermana, respecto a hermano. Otras palabras como “eme” recuerda mucho a este “ne”, que bien podría en un origen “ene” o “ine”. De hecho, en aranés, dialecto occitano que se habla en el Valle de Aran, mujer se dice “henna”, y en ruso “zhena”. Pero veamos la cantidad de nombre vascos femeninos que se forman con el sufijo “-ne” o “-ñe”, con el valor precisamente de ‘mujer’ o ‘fémina’:

Apolo-ne, Neka-ne, Alai-ñe, Albi-ñe, Alaz-ne, Arrosa-ne, Aintza-ne, Argi-ñe, Ilargi-ñe, Jaio-ne, Saturmi-ñe, Illazki-ne, Arse-ne, Jaso-ne, Iker-ne, Igo-ne, Agusti-ñe, etc. Un sufijo con valor femenino de muy abundante utilización.

Pero veamos también otro idioma, el griego, donde también los femeninos se forman con “-ne” aunque sin tanta abundancia como en el vasco:

Ate-ne-a, Daph-ne, Dion-ne, Tyro-ne, Yale-na, Ariad-ne, Eire-ne, Sele-ne, Sandri-ne, Theo-ne, Apolli-ne, Cyre-ne, Delphi-ne, Euphrosy-ne, Evangeli-ne, Katheri-ne, Persepho-ne, etc.

Esto sin buscar en posibles derivaciones hacia “na”, con el que forman los patronímicos femeninos los rusos: Petr-ov-na, Ivan-ov-na, etc., o en “-ina” como en Karen-ina, Ir-ina, etc., cosa que se da también en los nombres más de nuestras tierras: Josef-ina, Jean-ine, etc.

 

 

  1. El verbo ser en ruso

 

El nombre del infinitivo del verbo ser en ruso es “bitz”, muy próximo al inglés “to be”. Pero lo más importante es ver como la terminación verbal “itz” i “atz”, que seria el nombre del verbo “ser” en gerundio, es decir, en tiempo presente y con la acción realizándose, se transmite a otras para crear verbos sobre esas palabras, en principio nombres. El hecho que muchos verbos conserven la “b-“ inicial nos hace pensar en las formas verbales iberas del tipo: “bit-ir”, o “bait-es”, o “bat-ir”, etc. Esto nos recuerda que el verbo “ser” lleva casi incorporado a su raíz más primigenia, el pronombre pasivo “be”, tal como también lo presenta el vasco, un pronombre eminentemente pasivo y que acompaña a la raíz “-it”, con la que conjuntamente tiene el significado de ‘ello es’, o ‘de ello es’.

Verbos rusos formados con este sufijo de base “atz” o “itz” los tenemos a montones, por no decir que casi todos los verbos se construyen con estas dos terminaciones:

Lo-bitz, ‘pescar’, nabod-itz, ‘enfocar’, biod-itz, ‘entrar’, bedj-atz, ‘susurrar’, jod-itz, ‘caminar’, molch-atz, callar, boenik-atz, surgir, probo-batz, ‘ensayar’, da-batz, ‘entregar’, protesto-batz, ‘protestar’, prole-batz, ‘prolonga’, pokri-batz, ‘tapar’, sogre-batz, ‘calentar’, udbai-batz, ‘doblar’, ospari-batz, ‘disputar’, eabido-batz, ‘envidiar’, pribestbo-batz, ‘saludar’, cekanchi-batz, ‘terminar’, etc.

Pero el verbo ser en ruso también se utiliza para formar adjetivos, algo frecuente también en nuestros adjetivos, ya que muchos son participios verbales (comida/comido, salida/salido, bajada/bajado, sonado, corrido, etc.). En ruso el parecido casi parece llegar a la identidad con el morfema ibero “-te” que se ha asociado a persona agente, aunque como creo demostrar es más parecido a un adjetivo activo, del tipo: agen-te, salien-te, estudian-te, etc. Estos son gerundios activos que parten del latín pero que encajan perfectamente con la forma verbal “tze” que encontramos también en el vasco en su forma aspectual parecida al gerundio pasado: egi-ten, ‘estar haciendo’ o aska-tzen, ‘estar pidiendo’. Este morfema pronunciado como “tz” en ruso adquiere ya un valor palatal que podemos escribir como “¨ch”. Veamos unos ejemplos:

Uprabliaiu-chi, ‘geren-te’, pobedib-chi, ‘triunfan-te’, lesni-chi, ‘guardabosque’, unizaiu-chi, ‘humillan-te’, zili-che, ‘domicilio’, obuchaiu-chi, ‘docen-te’, lu-chi, ‘mejor’, men-che, ‘menor’, bol-che, ‘gran’, pristani-che, ‘hospedaje’. Se puede observar que aquellos adjetivos que son referidos a personas acaban en “-i”, en cambio los referidos a todo tipo de cosas, acaban en “-e”.

El ruso parece tener muchas relaciones con otros idiomas indoeuropeos pero también con idiomas no indoeuropeos, como acabamos de ver i a veces la relación se esconde en verbos o palabras que no han sufrido evolución fonético por su mucho uso, como es el caso de “oro-chatz”, regar, i “oro-chaemini”, regadio, dos palabras donde vemos la raíz o palabra “or-o” hermana con la vasca “ur” para denominar la corriente y el agua.

 

 

 

 

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